DYLAN EN BILBAO. TRAGO CORTO DE POSO LARGO

Trago corto de poso largo , es la sensación inmejorable de que la capacidad de estimular la mantiene intacta ; es verdad que ayer lo tenía todo a mi favor , el calor del sincero abrazo de Joserra todavía reciente , el marco inmejorable de un Bilbao cubista , pequeño e inmenso al mismo tiempo , un público de antemano entregado y agradablemente heterogéneo , ver saltar la boina de Burdeos al ritmo de Highway 61 Revisiteed y la cara de cansancio y curiosidad del niño de Tudela sería la fotografía imposible de estas palabras urgentes y destartaladas.

Negar el ineludible paso del tiempo es absurdo y el más importante escritor de canciones del siglo XX no es ajeno a este inexorable axioma ; pero la sensación que tengo hoy es la de un Dylan extrañamente expansivo, menos hermético a lo acostumbrado , y sin ser un dechado de simpatía ( ni falta que hace ) , cualquier guiño de complicidad aunque no lo sea lo quiero interpretar como un impulso que envía , como un gesto paliativo en ese estado de ánimo de desazón que se ha instalado en mí al constatar diariamente la pérdida de vitalidad de mi padre ; es como las cariñosas palabras del médico que hacen tanto bien a tu enfermedad como las propias medicinas que receta .

Desde que su desgarbada figura aparece ( el escenario y Dylan , como la literatura y el rock forman una unidad indisoluble condenados a entenderse ) e instalado en unos andares curiosos como a pequeños trompicones dando ligeros tumbos al salir del piano de cola , sabes que todo es impredecible , imprevisible ; sí , maneja el mismo material – atemporal, clavado a sangre y fuego en nuestra memoria - de siempre pero arriesga , reformulándo sus propias canciones como si estas llevasen también su propia evolución natural , como si estas acumulasen sus propias grietas , sus propias arrugas enseñandonos orgullosas donde están realmente los fundamentos ; es que somos muy olvidadizos…..

Aunque Dylan se haya hecho mayor y yo con él , y aun gustándome toda esa estética e iconografía de las orquestas de swing de los años 40 que muestra en entradas y posters , me recuerda demasiado a un Chevalier en blanco y negro que casi mi memoria no alcanza a visualizar ; al margen de esto , recibo a Dylan con los brazos y la mente más abierta que nunca y así lo disfruto , porque todos los Dylan que he amado y sigo destilando se resumen en este Dylan que esta noche ha vuelto a dar demostración casi litúrgica de autoridad creativa y artística ; siento que haya quien piense que no está a la altura de su pasado , creo que no ha sabido leer entre líneas y a Dylan casi siempre hay que leerlo así ; es no entender nada o casi nada ; es su personalidad única , genial la que exige un poco de esfuerzo ; un poco he dicho , no mucho.

El rechazo a lo caduco , a lo viejo siempre ha estado dolorosamente incrustado en nuestro acervo cultural ; y sigue estándolo por lo que compruebo con el propio Dylan por algún comentario que recibo ; error el que cometemos al intentar desprendernos de la arruga que sobrevive a todos los fuegos y que mira a los ojos el futuro orgullosa de su grieta – inevitable sima - , sabia e inteligente ; por eso Dylan , apoyado siempre en los fundamentos de la música negra , regresa una y otra vez a ese blues que hace suyo – y con mucha , mucha fuerza – como nadie ; porque lo deconstruye y lo adapta a su enigmática palabra ; sí , mucho blues y mucho rock , con piel , sarcasmo ( ¡ esos gestos ..¡) y pulpa incluida ; una hostia a la dispersa modernidad que nos asola .


Si difícil resulta dar palabra a las emociones que me sigue regalando Dylan , me quedo sin ninguna para agradecer a Joserra su cálido recibimiento , y a los suyos la acogida con la que nos dispensaron ; un verdadero placer que dio en realidad sentido a todo ; que sepais que os esperamos ; de corazón.




No fué posible To Ramona , es que es imprevisible...