Me extrañé de la propia reacción ; el ordenador dejó de funcionar y ahí , justo en medio de la nada se quedó todo lo que había ido almacenado durante un tiempo ; no me importó , casi ví en ello una buena oportunidad de hacer un alto en el camino , repostar y empezar de nuevo ; la verdad es que haciendo rápido inventario mental de lo que perdí escuece más de lo que en principio imaginaba ; y seguro que habría cosas más importantes ( my babe lo sabe ) pero hay una que no quería pasar por alto por lo que supuso de efecto balsámico , de exorcismo personal ; el texto resultó demasiado extenso , denso , casi diría que espeso por ser algo directamente presenciado , disfrutado y padecido en tiempo y espacio , pero necesario : recordaba la tímida mirada , de largo alcance , de Enrique Urquijo ; guardaba ese texto ilusionado en airearlo el pasado 17 de Noviembre en los 12 años pasados desde su desaparición física en el portal nº 23 de la calle Espíritu Santo de Madrid ; no estoy muy seguro de que se hubiera interpretado bien , lo que si es seguro es que sentía una gran curiosidad por su acogida , por ver hasta que punto hemos evolucionado , hasta donde soltado amarras , por ver si los prejuicios siguen siendo estáticos y siendo los mismos de siempre ; tengo la impresión de que hay algunas cosas que no han cambiado ; y esto no es una buena noticia ; ese prejuicio nubla la visión de las cosas como la espesa niebla que genera hoy el río ; niebla que sabes de antemano que terminará por no despejarse en todo el día .
No hablo de Enrique como un icono ; hablar de icono es convertirlo en una abstracción y la abstracción no pisa suelo ; y el no sólo lo pisó sino que se olvidó de ponerse las katiuskas ; rara vez dejé de verlo por los bares de Malasaña cada vez que salía ; y no sé porqué también lo ví varias veces en la plaza Vazquez de Mella , que es donde yo vivía en un minúsculo apartamento que mis padres habían comprado ; y en Rock –Ola también , testigo directo de aquellos días de gran agitación e ilusión ; los recuerdo con enorme agrado y sin embargo no los añoro ; tuve la suerte ( o habilidad , no lo sé ) de irme de allí justo en el momento oportuno; cuando tomas una decisión nunca sabes si aciertas o no , de momento lo acertado es tomar alguna ; luego , el tiempo es el que te dará la perspectiva suficiente para saber si fué buena la elección.
De extrema timidez , Enrique tiró de canciones ( ¡ lástima que no solo de éstas ¡ ) para intentar superarla ; canciones de honda melancolía que en su voz suenan sinceras , alegóricas ; el uso del castellano en este caso regala ese sello tan mesetario, seco , rotundo , contenido y desgarrado ; cuenta historias de amor y desamor , de abandono y de tristeza , historias urbanas , de personajes heridos y fronterizos , de vidas vividas al límite , su límite ; de sustrato triste , pero muy dulce , con el mensaje final a veces escondido de que finalmente ,SÍ hay redención .
Siempre intentado explorar nuevos territorios ( un talento inquieto ) no oculto la curiosidad que me despierta la grabación que ya había comenzado antes de su fallecimiento sobre poemas de la poetisa infantil Gloria Fuertes ; un motivo más para acabar con los prejuicios comentados antes .
El domingo pasado estuve escuchando The Miller´s Daughter de The Drones ( gran disco ) ; en una de las canciones ( Mean Streak ) hay unas frases que sirven para regalárselas a Enrique : No se trata de cómo te tropiezas sino de como te caes , esta vida te enseña sus propias lecciones , lo haré bien una vez me entere de cómo aprenderlas …
Se la regalo también a su amigo y compinche , Antonio Vega ; y a quien quiera recogerla , faltaría más.